Una persona querida desaparece de nuestra vida y, de pronto, sus cosas, aquellas que nos parecían insignificantes y de poco valor- una corbata, la colección de calendarios, un cenicero o una vieja postal- adquieren la categoría de tesoros, tesoros que nos empeñamos en conservar como si en ellos perviviera un fragmento del espíritu de quien los poseyó. Qué extraño es todo ahora...
(C.M.SB)
(C.M.SB)
¡ Guaaaooooo ! ... que bonito ... yo tengo un anillo ...
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