LA
GRIETA
En
un tiempo remoto, los hombres levantaron un muro alto e inexpugnable.
A un lado quedaron las gentes del Sur, a otro, las del Norte. Durante
siglos, la frontera fue respetada, sin que nadie se atreviera a mirar
más allá de la pared. Sin embargo, un día, un
muchacho del Norte descubrió una minúscula grieta entre
las piedras. A través de la rendija, aspiró el aire del
otro lado. Olía a especias y a flores. Lo aspiró con
fruición y con una creciente curiosidad. Anhelaba saber qué
se escondía más allá de los límites
impuestos, de modo que, cada mañana, se aplicó a la
tarea de agrandar la fisura. No era un trabajo sencillo. Los hombres
habían puesto todo su empeño en construir una barrera
invencible. No desistió y, centímetro a centímetro,
fue abriendo paso a sus deseos. Una noche, se acercó a la
abertura e intentó penetrar las sombras con sus ojos claros.
Su mirada tropezó con otra mirada, distinta, más
oscura, expectante. Aquel encuentro, silencioso y clandestino, fue
el primero de muchos otros. Conforme pasaban las semanas y los meses,
ambos, el muchacho del Norte y la muchacha del Sur, intercambiaron
pequeños objetos, dibujos, tradiciones y leyendas de sus
respectivos mundos. Así aprendieron a adivinarse, a imaginar
cómo era la vida del otro detrás del muro. Durante el
día, los dos jóvenes soñaban con que llegara la
noche para encontrarse de nuevo, para que las yemas de sus dedos
volvieran a rozarse. La grieta, que en un principio les había
parecido una puerta hacia la libertad, se les hizo de pronto
demasiado estrecha. Fue entonces cuando sellaron un pacto:
derribarían el muro, piedra a piedra. Con sus propias manos.
La grieta no podía ser el final de su historia. Tan sólo
era el comienzo.
(C.M.SB)
(C.M.SB)
Me ha encantado este relato. Es precioso.
ResponderEliminarTe invito a visitar mi blog, que estaba medio abandonado. Tiene un poco de todo: libros, cine, discapacidad, perros, dientes...
Un beso,
Silvia
La grieta puede ser una salida, no a la libertad, no a cualquier destino, sencillamente una salida, una vía de escape, como he leido en un cuento
ResponderEliminarGracias. Claro que lo visitaré.
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