viernes, 3 de octubre de 2025

No hay manera

Es temprano aún. Abres la ventana y miras ese cielo. De pronto, sientes la necesidad de atraparlo, de capturar sus colores. Haces la foto y ves que el resultado no responde exactamente a la realidad. Lo intentas de nuevo, pero vuelve a suceder. Entonces piensas que este espacio puede ser el ideal para poner esos colores en palabras, para que no se escapen.  ¿Qué ocurre? Lo mismo que con la fotografía. No existen palabras que reflejen la gracia de este cielo de octubre. Ni la imagen ni el texto abarcan todo lo que alcanza tu mirada. Las mil fotos que pudieras hacer, los mil textos que podrías escribir, jamás te dejarían satisfecha. Al final, la imagen y la palabra enmarcan y resumen, constriñen y limitan. Así pues, llegas a la conclusión de que solo tu memoria podrá guardar esa visión, ese instante. Pero no, tampoco.  El recuerdo, por pequeño, por lejano dentro de no mucho, perderá su intensidad y colorido. No hay nada que hacer. Por más que te esfuerces, no es factible amarrar la belleza de lo que es tan grande y, a la vez, tan efímero. 

C.M.SB.

Fotografía: C.M.SB.


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