lunes, 7 de marzo de 2022

Libro cerrado, maleta abierta

Una vez terminado, cierras el libro que te ha acompañado a lo largo de los últimos días. Y, al cerrarlo, tienes la sensación de abrir una maleta de la que empiezas a sacar la ropa usada en un viaje: prendas arrugadas e impregnadas del olor de los lugares que has visitado y que se han quedado atrás, esos sitios que han encontrado ya un hueco en tu memoria, un espacio en los capítulos que se van escribiendo a medida que discurre tu propia vida o en esos puntos taladrados con chinchetas en los mapas y que van señalando tus pasos por el mundo.
De ese libro cerrado, de esa maleta abierta, sacas con cuidado los recuerdos que has ido adquiriendo durante la travesía. Esos recuerdos los colocas aquí y allá, en rincones estratégicos a los que, con una simple mirada, puedes volver para recuperar todo lo experimentado, todo lo que has vivido y se ha instalado para siempre en ti.

C.M.SB.

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