lunes, 16 de septiembre de 2019

¿Por qué no un lunes?


Dicen que fue un lunes cuando Rosa y Héctor eligieron el mismo banco para sentarse. Y que, en el transcurso de un silencio sereno y compartido, acordaron encontrarse una semana después. Cuentan que, al lunes siguiente, tras intercambiar unas pocas palabras, ella decidió plantar un puñado de semillas en el jardín y que, al parecer, él escribió el primer verso de un larguísimo poema. Se rumorea también que, a partir de entonces, lunes tras lunes, siguieron reuniéndose  en el mismo banco y a diferentes horas, para buscar juntos nuevas formas entre las nubes y para inventarles nombres a las estrellas.


C.M.SB.

Blanca Gómez

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