Observas las ramas, las más frágiles. Están cuajadas de brotes verdes. El viento las mueve a un lado y a otro. Y todas siguen la misma dirección, como un conjunto de bailarinas bien coordinadas. Respiras hondo y sientes que tus pies también quieren ponerse en movimiento. Y bailar siguiendo el ritmo. El único que está hecho para ellos. El tuyo.
C.M.SB.
¿? |
Tengo la suerte de ver las ramas en movimiento, como tú, moverse al ritmo de la sombra o al revés, creo que es, pero nada serían sin su sombra … como nosotros.
ResponderEliminarGracias por comentar y por leer este blog.
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