Qué gusto me daría dormir cuando tengo sueño, marcharme sin disgustar a nadie de donde no deseo estar, aburrirme abiertamente o dejar salir sin problema la risa que me va creciendo allá adentro. Qué agradable sería tumbarme a contemplar el techo cuando no me apetece mirar lo que me ponen delante de los ojos. Qué felicidad me daría correr con el viento a favor y sentirme ligera. Qué bien me sentiría si en este mismo instante supiera que alguien está abriendo esta ventana para encontrarse conmigo. Por primera vez o una vez más. En esta primavera, siempre tan loca.
C.M.SB.
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Nada tan fácil como abrir esta ventana tan bonita y encima hacer feliz a alguien. Gran texto. Un saludo.
ResponderEliminarMuchas gracias y feliz día.
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