lunes, 6 de febrero de 2017

Yo también muevo los labios

Echo  la vista atrás y desando el camino. Busco entre mis propias palabras, entre las historias que escribí hace ya algún tiempo. Algunas las había olvidado, otras me gustaría olvidarlas y no recordar que son tan mías como estas líneas que escribo ahora. Encuentro cosas que me sorprenden y detalles que se repiten, muletillas en las que me apoyo de forma recurrente (quizás porque mis palabras no dejan de ser un reflejo de lo que soy o de lo que conozco). Trato de transformar algún texto y veo que no está en mi mano, que lo que pertenece al pasado no se puede cambiar. Así fue porque tal vez no debía ser de otra manera. 
De pronto me viene a la mente una mujer mayor a la que he visto cruzar la calle. Yo estaba dentro del coche, esperando a que ella alcanzara la acera. La anciana movía los labios, contándose a sí misma a saber qué historia. Seguramente es lo que hago yo a través de estos pequeños espacios que voy rellenando a lo largo de las semanas. Es posible que, muy a menudo, pierda de vista que tú, si así lo quieres,  puedes asomarte a esta ventana y oír lo que digo. Creo que si realmente me parara a pensarlo me quedaría muda.

C.M.SB.


¿?



2 comentarios:

  1. Con fundamentos, totalmente con fundamentos y no, no quisiera que te quedaras muda, bueno estoy totalmente seguro de que no, creo, que, incluso, no deberías pararte y menos a pensarlo.

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  2. La mayoría de mis problemas vienen precisamente por pensar demasiado. Espero corregirme y lanzarme a la piscina más fácilmente. Gracias por comentar. Se te echaba de menos.

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