Si tuviera que redactar una lista de mis películas preferidas, entre ellas estaría sin ninguna duda Qué bello es vivir. Y lo estaría por muchos motivos, pero sobre todo por el tema que plantea. Si el protagonista no hubiera nacido, todo hubiera sido distinto. Así se lo muestra un aspirante a ángel. Su vida, esa que él cree desgraciada e inútil, esa que él piensa que es insignificante, se ha ramificado de tal manera a lo largo de los años que ha influido positivamente en la vida de otros, incluso sin él darse cuenta. Esta idea me fascina. ¿En qué medida somos conscientes de la influencia que ejercemos en los demás? ¿Qué hubiera sucedido- para bien y para mal- si no se hubiera producido tu nacimiento o el mío? ¿Hasta dónde llega nuestro efecto? Seguramente si alguien nos diera la posibilidad de seguir la pista de las consecuencias de cada uno de nuestros actos, de cada una de nuestras decisiones-grandes y pequeñas-, de cada una de nuestras palabras, nos sorprenderíamos enormemente y es probable que llegásemos mucho más lejos de lo que pudiéramos suponer.
El pensar en esta película me lleva a otras que me gustan y que, en cierto modo, enlazan con la de Frank Capra. En concreto, recuerdo Cadena de favores y La vida en un hilo. De esta última siempre me ha gustado el juego de qué hubiera ocurrido si... ¿Quién no se ha planteado mil veces esta cuestión? ¿Qué hubiera sido de mí si en lugar de elegir esto hubiera escogido aquello? A fin de cuentas, cada elección, por mínima que sea, lleva consigo una renuncia. ¿Y quién sabe cómo habrían terminado todas las historias posibles que hemos dejado de vivir?
C.M.SB.
Qué bello es vivir, 1946. |
No hay comentarios:
Publicar un comentario