Se llenó los bolsillos de palabras. Y, antes de partir, deslizó una por debajo de cada puerta. Quería que, a la mañana siguiente, cada uno encontrara esa palabra exacta que llevaba tiempo buscando.
Horas después, emprendió el camino con los bolsillos vacíos y el corazón ligero.
C.M.SB.
¡Muy bonito!
ResponderEliminarUn escrito muy propio.¡Continúa así!. Me gusta.
ResponderEliminarLa fotografía ... no se como calificarla , pongamos que ¡ para pensar!
ResponderEliminarGracias por vuestros ánimos. Como digo siempre, da gusto con vosotros. Abrazos.
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