DOS
SOLES
Doña
Lourdes, (¿la recuerdas?) me indicó que ocupara el
asiento vacío que estaba justo a tu lado. Tú no me
miraste, concentrada como estabas en buscar una hoja en el desorden
de tu archivador. La clase continuó como si nada la hubiera
interrumpido. Por fin encontraste un papel en blanco y lo deslizaste
hasta mi mesa. Entonces, desplegaste ante mis ojos la variedad de
colores que guardabas en tu caja de pinturas. Durante largo rato,
dibujamos a dos manos. Yo coloqué un sol amarillo en un
extremo. Tú, uno violeta. Aquello nos hizo reír.
Acababa de nacer nuestra amistad, un mismo paisaje bajo dos soles
distintos.
Publicado en "Amigos para siempre" (Editorial Hipálage).
(C.M.SB)
(C.M.SB)
oh mon amie, c'est très agréable.
ResponderEliminarPero son tantos libros, que no puedo leer todos, colega.
Javier.
Merci beaucoup.
ResponderEliminarBueno, entre todos los que propongo, puedes elegir. Gracias por seguir ahí.