domingo, 30 de noviembre de 2025

A salvo

Camináis. En realidad, la ciudad podría ser cualquiera. Pero grande, inmensa, repleta. Es inabarcable el discurrir de caras, de cuerpos. Hay luces por todas partes. Hay anuncios por todas partes. Escaparates y letreros se suceden invitándote, empujándote. También empuja la gente. Unos van, otros vienen. Adolescentes de melena larga, hombres de abrigo largo, un grupo de mujeres con orejitas luminosas sobre la cabeza, seres invisibles disfrazados de Mario Bros, de Pikachu, de robot. Almas envueltas en harapos y tiradas en las aceras a quienes todos fingen no ver. Móviles que lo fotografían todo, esa mujer que espera al borde de la calle, un botellón en la plaza, ese hombre que infla globos de colores. Fragmentos en distintos idiomas, en diferentes tonos. La sirena de un coche de policía, un camión de bomberos que suma sus luces a las otras luces. Altos edificios coronados por azoteas inalcanzables. Hoteles, restaurantes, lavanderías, herbolarios y pastelerías. Y tiendas. Y grandes almacenes. Buscáis una calle algo más pequeña, menos transitada, más oscura. Entráis en un local bastante tranquilo. Un café al lado del ventanal. Os miráis. Por fin a salvo.

C.M.SB.


Fotografía: C.M.SB.

 

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