sábado, 25 de marzo de 2023

El insomne

El sueño, el ansiado descanso, se convirtió en un pez escurridizo que huía en el mismo instante en que Germán apagaba la luz. En ese preciso momento, sus ojos se abrían y sus pensamientos espantaban cualquier posibilidad de dormir. Una mañana, contrariamente a su costumbre, cogió un autobús para viajar al destino que le planteaba el día. El vehículo comenzó a moverse suavemente, con el bamboleo amable de una cuna, con un ronroneo de animal satisfecho. Germán sintió entonces la relajación de los músculos, el silencio de sus pensamientos, la placidez de poder dejarse ir. Sus ojos se cerraron y se hundió en un sueño profundo y reparador. A partir de ese día, jamás volvió a deshacer su cama. Los autobuses de largo recorrido pasaron a ser su nuevo dormitorio, ese espacio en el que, durante la noche,  uno deja de ser. Así, de extremo a extremo, a lo largo de los años,  recorrió el país. Sus sueños se encargaban de diseñar la ruta y el paisaje.

C.M.SB. 

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