Metes el contenido de tu compra en las bolsas. Deprisa, muy deprisa. O eso te parece a ti. Luego pones la tarjeta de crédito sobre el datáfono.
Error en la lectura.
La cajera, con gesto de fastidio, te indica que se ha sobrepasado el tiempo y que hay que volver a empezar. Su mirada es acusadora.
Ojalá pudieras replegarte en tu concha y desaparecer.
Te disculpas y vuelves a intentarlo. Deprisa, muy deprisa.
Lectura correcta.
La cajera arranca con energía el tíquet y te lo lanza por los aires, sin mirarte. Tú y tu lentitud habéis dejado de existir. Sus ojos ya están puestos en el siguiente cliente.
La cajera arranca con energía el tíquet y te lo lanza por los aires, sin mirarte. Tú y tu lentitud habéis dejado de existir. Sus ojos ya están puestos en el siguiente cliente.
Agarras tus bolsas y huyes.
Deprisa, muy deprisa.
O eso te parece a ti.
C.M.SB.
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