Las hojas volaban tras la espalda del abuelo.
El abuelo corría detrás de su nieto.
El niño intentaba alcanzar el balón.
El balón rodó hasta mis pies.
Y yo empecé a jugar.
Con el balón.
Con el niño.
Con el abuelo.
Con el otoño.
Con las hojas.
Que seguían volando, que también jugaban.
C.M.SB.
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