Visitas una exposición y descubres a Ignacio Uriarte. Te detienes frente a esta obra y la observas fijamente. El trazado y la perfección de las líneas. Poco a poco, tu mirada se adentra en el círculo. Tus ojos ya no saben salir de esa redondez. Olvidas los pasos que oyes a tu espalda, los cuchicheos de los otros observadores. Y te das cuenta de que, perdida la voluntad, te adentras en un túnel sin retorno. Deslumbrante.
C.M.SB.
Autor: Ignacio Uriarte |
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