jueves, 22 de febrero de 2018

La primera línea

Salvo leer, no hay nada que te haga tan feliz como escribir. Pasas las páginas de un dominical, te adentras en un reportaje sobre la vida pequeña de un hombre de otras latitudes y se escribe sola la primera línea de un relato. Transcurre el tiempo y no encuentras nunca ese rato de serenidad necesario para redactar las siguientes líneas. Sin embargo, la idea sigue ahí, intacta. Te acecha en cada respiro del día, en cada paso de tu andar, en cada desayuno, en cada instante en que tu pensamiento se aleja de las obligaciones. Esas pocas palabras, esa historia que todavía no se ha escrito, te persigue como una sombra hecha de luz. Esa primera línea se ha convertido ya para ti en una esperanza, en un horizonte.

C.M.SB.

Daria Petrilli

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