"Ahora tengo más aprecio por lo lento y lo constante, por la omnipresente pequeña bondad, por ese amor que los elementos no derriban con facilidad, incluso por lo aburrido. Son estos relatos y estas maneras de ser lo que ahora me hace seguir adelante. Estas conversaciones con mi padre. Estas sandías siberianas. El registro de algo dulce, pequeño, casi invisible, que crece poco a poco hasta formar un círculo cada vez más perfecto, la posibilidad de un fruto que todos podríamos comer".
La novia grulla
(CJ. Hauser)
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