miércoles, 31 de mayo de 2017

A Teresa

Estrené el mes de mayo con el nombre y la imagen de una mujer. Hoy, lo cierro con el recuerdo de otra, la que me enseñó a leer y escribir. Se llamaba Teresa. Su voz era fuerte; su acento, maño. Su cara era redonda y blanca, como una luna llena. Sus ojos, diminutos y muy claros, se cerraban con cada sonrisa. Toda ella olía a chocolate, el mismo que nos daba por la tarde para merendar. Ella me descubrió el mágico mundo de las letras, me abrió la puerta a todas las historias impresas. 
Hasta que me olvidé de hacerlo, le mandé una postal desde cada uno de mis veranos. Quizás porque, durante un tiempo, quise devolverle las palabras que ella me había regalado. Ahora me despido de ella con unas pocas líneas. A ella le debo, en gran parte,  el placer de disfrutar con cada una de las letras que aquí dejo escritas.

C.M.SB.




viernes, 26 de mayo de 2017

Pudor

La historia, al saber que iba a ser leída por primera vez, sufrió un ataque de pudor. Como consecuencia, la tinta con la que estaba escrita se volvió completamente roja.

C.M.SB.

¿?

miércoles, 24 de mayo de 2017

Palabras para hoy

Un libro llevaba a otro, nuevas puertas se abrían dondequiera que mirase y los días no eran lo bastante largos para leer todo lo que ella quería.

Una lectora nada común
(Alan Bennett)


martes, 23 de mayo de 2017

Liquidación por cierre

Cierra otro comercio de la ciudad. En este caso se trata de una tienda muy coqueta, cuyo escaparate ha sido parada obligatoria en mis paseos diarios de los últimos tres años. La dueña, mujer bien vestida y mejor peinada, amable y educada, creativa y llena de proyectos e ilusiones, me explicaba los motivos: el local es alquilado y el precio abusivo, las ventas no cubren los gastos, la gente de la ciudad no apuesta por el comercio pequeño, el pez grande se come al chico. La tienda, me dijo, era su sueño. Y los sueños, ya se sabe, sueños son. Lástima que, entre todos, no sepamos dar alas al que intenta volar.

C.M.SB.


 

jueves, 18 de mayo de 2017

Horas nuevas

Me levanto temprano. La luz que entra por la ventana tiene ese tono extraño que acompaña a la tormenta. Veo la lluvia que cae sobre el jardín.  La hierba parece más verde;  las plantas, más vivas. Abro y dejo que me llegue el aire fresco, casi frío. Le dejo que me dé en plena cara, que me borre el sueño de los ojos. El olor de la tierra mojada se une al del primer café del día. Me gustaría no tener prisa, quedarme ahí parada, ver cómo caen las gotas sobre los pétalos blancos, observar el temblor de las hojas, las leves sacudidas de las ramas, sólo mirar. 
A mi espalda, la casa aún guarda el calor y el sosiego de la noche. Sin embargo, por la ventana abierta, entran el aire limpio y los primeros rumores de la mañana. Qué agradable es oír el trueno desde este refugio.  
La luz de la tormenta es un anticipo de las horas que vendrán después. Tan inciertas, siempre nuevas.

C.M.SB.


¿?

miércoles, 17 de mayo de 2017

El mundo de Emma Reyes

Termino de leer Memoria por correspondencia de Emma Reyes y descubro la alucinante biografía de esta mujer. El libro me anima a buscar su obra como pintora y encuentro cuadros que me hacen entender mejor sus palabras. De todos ellos, elijo uno, el que me recuerda a un laberinto. 

A quien abra esta ventana le recomiendo leer esta recopilación de cartas publicada por la editorial Libros del Asteroide. 
A ti, Silvia, que elegiste el libro para mí, te mando un abrazo. Gracias por descubrirme otros mundos.

C.M.SB.

Emma Reyes

viernes, 12 de mayo de 2017

Cosas inexplicables

Es curioso, pero seguro que existe una ley por la que invariablemente el teléfono suena en los momentos más inoportunos del día. 

C.M.SB.


¿?

miércoles, 10 de mayo de 2017

Detalle

Paseo a última hora de la tarde. Hay viento y se escapan algunas gotas de lluvia. Me detengo un instante y observo a dos chicas jóvenes que caminan cerca. Sus cabezas están muy juntas. Intercambian palabras,  confidencias. De pronto, ríen las dos. Y a mí se me escapa una sonrisa. Tienen toda la vida por delante. Y se nota.
Continúo mi paseo y disfruto del aire. Es agradable sentirlo en la cara, tan fresco.

C.M.SB.

¿?

lunes, 8 de mayo de 2017

Plenitud

Un día descubrió su capacidad para desdoblarse. Mientras una de sus mitades intervenía en la conversación, sonreía o cumplía una serie de obligaciones y rutinas, la otra, suspendida a varios metros de la realidad, soñaba, dormitaba o pensaba en todo aquello que no era ni práctico ni urgente ni de interés general. Aquel desdoblamiento se convirtió en una forma cómoda de atender sus necesidades. Por un lado cumplía con lo que se esperaba de ella. Por otro, no desatendía lo esencial: ser ella misma.
La verdad es que rara vez se reunían las dos mitades. Pero, cuando sucedía, se encontraba con la extraña sensación de la plenitud.

C.M.SB.


¿?

sábado, 6 de mayo de 2017

Tres pasos más

Descubro por casualidad la obra de Virgilio Hernando, fotógrafo. Contemplo algunas de sus imágenes y elijo una, la que veis. Inevitablemente, mis ojos se detienen en la copa, brillante, limpia, clara.  Sin embargo, el que me interesa es el hombre que camina por la calle, al otro lado del ventanal. Su figura está difuminada, como si se tratara de un fantasma que quisiera aparecerse y no terminara de conseguirlo. Casi dan ganas de golpear el cristal para llamar su atención, para que se detenga un segundo y nos muestre su rostro antes de que dé tres pasos más y desaparezca del todo. 

C.M.SB.

Fotografía: Virgilio Hernando.

jueves, 4 de mayo de 2017

Sin miedo

Estreno el mes de mayo con una imagen de la saltadora Montserrat Mechó. Quizás porque, después de días de dificultades e incertidumbres, me atrapa la sonrisa alegre de esta mujer, su gesto seguro, esa postura firme (que no rígida), su cabeza alta. Me atrapa ese cuerpo suspendido por encima del mundo, de espaldas a él. Los ojos no están pendientes ni de lo que hay debajo ni de lo que puede haber detrás. Me atrae esta mujer que hace equilibrios sobre el extremo de un trampolín, dispuesta a saltar en cualquier momento, a hacer una pirueta en el aire, a disfrutar de ese breve vuelo en solitario. Y, después, sumergirse en el silencio profundo del agua, mientras la realidad queda ahí afuera, más allá de la superficie, más allá de las gotas que se expanden. Cuando salga a tomar oxígeno, seguirá sonriendo. Sin miedo.


C.M.SB.