viernes, 30 de julio de 2021

Palabras para hoy

Los libros son albergues de la memoria, espejos donde mirarnos para poder parecernos más a lo que deseamos ser.

Manifiesto por la lectura

(Irene Vallejo)



jueves, 29 de julio de 2021

Un sobre, una historia

Una vez más, visitas la oficina de Correos. Vas a enviar un sobre grande y abultado, un sobre que contiene una historia y muchas esperanzas. Mientras esperas en la cola, observas lo que bulle a tu alrededor: a la mujer que ha preparado con esmero un paquete y que hace los trámites necesarios para que llegue a su destino, a ese hombre que aguarda frente al mostrador y que recibe un envoltorio enorme. El gesto de ambos es de impaciencia, hay cierta tensión en sus cuerpos, un leve nerviosismo que solo se calmará cuando salgan a la calle. Son dos inquietudes distintas. Probablemente la de ella reside en que su paquete llegue lo antes posible a las manos a las que va dirigido. Y no es difícil suponer que la de él consiste en abrir cuanto antes ese envoltorio para encontrarse con lo que tanto ha esperado o, por el contrario, con una sorpresa que nunca hubiera imaginado. Observas también a las dos empleadas. Una tiene el gesto aburrido de la rutina. La otra, transmite vitalidad, ganas de hacer bien su trabajo. Te quedas con la segunda. Quizás porque piensas que ella es consciente de formar parte de un proceso mágico. Tal vez ella sabe que es una pieza imprescindible para que se ponga en marcha esa maquinaria que permite el intercambio de mensajes convertidos en palabras o en objetos que viajan de un lugar a otro para cubrir la necesidad o las ilusiones de alguien que está lejos. Cuando sales a la luz del sol, piensas en el contenido de ese sobre tuyo que ha quedado amontonado sobre otros. Lo ha sellado la empleada desganada, la misma que ha recibido con indiferencia tu gratitud, la que no ha sabido ver que ella era la primera puerta que traspasaban tu historia y tu esperanza. 

C.M.SB.

¿?


martes, 27 de julio de 2021

Como la primera vez

Vuelves a leer Ventanas de Manhattan de Antonio Muñoz Molina. Y, como la primera vez, disfrutas de sus descripciones detalladas, de su observación minuciosa de paseante incansable, de su manera de caminar por la vida y de su capacidad para narrarla. De su mano, recorres las calles de Nueva York y, gracias a sus palabras, contemplas el mundo a través de sus ojos. Con él, te detienes ante los escaparates de las tiendas, entras en las librerías, te sientas en un café muy cerca del cristal, recorres el interior de un edificio de apartamentos, asistes a exposiciones, espías la prisa de las gentes que andan de acá para allá evitando la mirada de los otros. En su compañía, te prendas de los colores de las hojas en otoño y te fascinas con la visión de personajes solitarios y marginales que no van a ninguna parte porque no hay nada ni nadie que los espere. Con él, sientes el frío del invierno, el azote del viento, el ruido incesante, la impaciencia de la ciudad. Pasas las páginas y te sumerges en la música, en el jazz de los clubes, en las notas de instrumentos que suenan en cualquier esquina, entre el rumor de motores y pasos. Y vuelves a notar el cosquilleo de la curiosidad, las ganas de visitar a autores y obras que él ama. Así, descubres o recuerdas el arte en sus distintas formas, las mil posibilidades de expresión, la necesidad de contar, de dejar alguna huella en el tiempo. Como la primera vez, las palabras de Muñoz Molina te invitan a abrir bien los ojos, a escuchar, a asomarte a todas las ventanas que se abran ante ti.

C.M.SB.

Escultura de Manolo Valdés

Escultura de Juan Muñoz

Pintor: Richard Estes

Pintor: Edward Hopper

Pintor: Pieter Brueghel el Viejo

Fotografía: Richard Avedon


sábado, 24 de julio de 2021

Triste artificio

Te cuenta una amiga que está instalando una piscina en su jardín. Y te dice que ha aconsejado a su vecino que retire el césped de su patio para evitar que el polvo de las obras lo ensucie. ¿Retirar el césped? Por un instante, la expresión te desconcierta. Luego, caes en la cuenta de que evidentemente la hierba del vecino es artificial. La puede enrollar como si fuera una alfombra y extenderla de nuevo una vez que la piscina de al lado esté terminada. Mientras tu amiga te sigue contando, tú asientes sin decir palabra, como si todo te pareciera de lo más natural,  pero lo cierto es que tu pensamiento sigue anclado en ese césped de quita y pon, en esa superficie de plástico que irá perdiendo color verano tras verano, en esas hebras falsas que no requieren riego ni lluvias, ni dejan lugar a las flores silvestres, ni huelen deliciosamente cuando se las corta. Sí, tu pensamiento se ha quedado anclado en ese elemento de decorado, de artificio, de vida sin vida.

C.M.SB.

¿?


lunes, 19 de julio de 2021

Palabras para hoy

Os juro que todo es interesante, todo es nuevo, cuando se mira con intensidad y con paciencia. Así miró Van Gogh los girasoles, y con su mirada los inventó de nuevo. Las cosas que nos rodean están por descubrir. Y es que vamos por la vida demasiado aprisa, sin fijar la mirada en las cosas, sin pararnos a descubrirlas y a pensarlas. Y, lo que es peor, damos las cosas por sabidas. Vivimos de segunda mano. Nos acomodamos a la costumbre, que es el peor y más declarado enemigo del conocimiento. Por eso, contra la modorra de la costumbre, la vigilia del asombro.

El huerto de Emerson

(Luis Landero)



sábado, 17 de julio de 2021

Historias

Sin saber cómo, una cosa te va llevando a la otra. A retazos, ves esa película (siempre pospuesta y de la que tanto has oído hablar): Smoke (1995). Sin saber por qué, te impacta esa escena en la que un tranvía se desliza por un puente metálico. El tren atraviesa un fragmento de ciudad. Al fondo, edificios, bloques de pisos. Bajo el puente, coches que circulan. Y, muy en pequeñito - tanto que, si no te fijas bien, ni siquiera llegas a verlas- algunas personas que van de aquí para allá. La escena tiene una luz imprecisa. Podría ser el inicio del día o el final de la jornada. Sabes que la ciudad que contemplas, ese pequeño párrafo que observas, pertenece a Nueva York. Pero, si lo piensas bien, podría tratarse de otro lugar. Lo que te transmiten esas imágenes, en las que apenas aparece esbozada la figura humana, lo que captas a través de esas ventanas despobladas, es la sensación de que las historias, agazapadas, escondidas, conviven en un mismo espacio y se narran, capítulo a capítulo, siguiendo el pulso del tiempo. Todas ellas se escriben a la vez y lo frecuente es que se crucen sin llegar siquiera a rozarse, sin que unas sepan de las otras. Cada historia echa andar, sin saber nunca cómo llegará a resolverse. Todas ellas se deslizan, como ese tranvía, por las calles de no importa qué lugar. Sí, sin saber cómo, una cosa te va llevando a la otra. Y esa escena te conduce a una especie de melancolía, a la certeza de que millones de historias se perderán. Como si nunca hubieran existido, como si jamás hubieran sido contadas. 

C.M.SB.

En la imagen: Harvey Keitel (Smoke)


jueves, 15 de julio de 2021

Aquellas playas

Es automático. Oyes el vuelo de una avioneta y te trasladas a las playas de tu infancia, a aquellos mares en los que te bañabas hasta que los dedos se arrugaban. En un instante, vuelves a estar tumbada sobre la toalla, en la arena ardiente. El sol te obligaba a cerrar los ojos y, poco a poco, te sumergías en el sueño. Y dormías al arrullo de las olas, de las voces que te rodeaban. El sueño era corto pues siempre te despertaba el motor de una avioneta que sobrevolaba la playa. Entonces te incorporabas y seguías el contoneo de una pancarta atada a su cola. Todavía recuerdas aquel anuncio de Matutano ondeando en un cielo despejado de nubes. E inmediatamente te entraban ganas de comer una bolsa de patatas. Y, como por arte de magia, aparecían a tu lado unas piernas quemadas por el sol. Pertenecían al hombre que gritaba su mercancía: refrescos, rodajitas de coco y las ansiadas patatas. Aún recuerdas cómo se te hacía agua la boca cuando oías el chisporroteo de la bebida, aún sientes en las yemas la sal de la arena mezclada con la sal de las Matutano. Todavía puedes sentir en el aire el olor a mar, a la goma recalentada del flotador, a la crema Nivea. Aún puedes notar en tu boca el sabor de la impaciencia. Comías y bebías muy rápido. Las olas te llamaban una y otra vez, invitándote de nuevo a saltar. 

C.M.SB.



miércoles, 14 de julio de 2021

Son tres

Hoy, durante el paseo de la mañana, vuelves a coincidir con ellas. Son tres. Y las tres son maduras. Las tres llevan pantalones cortos, camisetas sin manga, gorra y zapatillas deportivas. Y las tres caminan a buen paso. Y hablan. Siempre hablan. Inevitablemente oyes su conversación, esa parte que corresponde al tramo que recorres en una línea paralela a la de ellas. Conversan en un tono tan alto como el ritmo de su andar, así que cualquiera podría oírlas. Tan pronto hablan de política como de la familia o sobre temas de actualidad. Todo cabe en ese camino, en ese parloteo incesante y vivaz. Sin embargo, sus voces van perdiéndose a medida que te cogen la delantera. Y es que las tres caminan mucho más deprisa que tú. Y las ves avanzar, seguras, confiadas, con la mirada puesta en lo que hay más allá. Observas sus espaldas rectas, sus piernas ágiles, y en ese instante piensas que nada podrá detenerlas, que las tres seguirán caminando juntas durante largo tiempo y que, a su paso, dejarán siempre una estela de vida, un reguero de voces que nadie se atreverá a callar. 

C.M.SB.

¿?



martes, 13 de julio de 2021

martes, 6 de julio de 2021

Noveno aniversario

Hace nueve años el caracol echó a andar y a dejar tras de sí un rastro de tinta. Aquel día de 2012 abrió una ventana por la que asomarse de vez en cuando. Desde entonces, atendiendo a su voluntad o aprovechando los ratos robados a los mil quehaceres, pulsa las teclas y se deja ver a retazos. Así, poco a poco, a pasitos lentos, va configurando un viaje cuyo destino aún está por descubrir. Y la verdad es que rara vez se pregunta por qué seguir rellenando estos espacios. El placer siempre gana a las dudas. Ojalá continúe siendo así por largo tiempo. Ojalá siga caminando aunque el horizonte parezca inalcanzable.

C.M.SB.

¿?