Cuando viajas a otro país, no solo te adentras en paisajes o culturas diferentes, también te zambulles en su lengua, en el sonido y en la escritura de las palabras. En su significado. Unas veces a tu alcance. Otras, imposible de descifrar por ti misma.
Ahora, cuando el viaje ya empieza a quedar lejos, recuerdas un instante muy preciso. El coche se abría paso buscando el centro de la ciudad. Mirabas las indicaciones y, de pronto, apareció ante tus ojos un cartel que te hizo sonreír: Bombeiros. Una sola letra, una vocal de más, y la palabra ya era otra. Antes de dejar la señal atrás, quisiste sentir las sílabas en tu boca. Al ser dicha, la palabra sonó a canción, a un divertido baile de letras.
Ahora, cuando el viaje ya empieza a quedar lejos, recuerdas un instante muy preciso. El coche se abría paso buscando el centro de la ciudad. Mirabas las indicaciones y, de pronto, apareció ante tus ojos un cartel que te hizo sonreír: Bombeiros. Una sola letra, una vocal de más, y la palabra ya era otra. Antes de dejar la señal atrás, quisiste sentir las sílabas en tu boca. Al ser dicha, la palabra sonó a canción, a un divertido baile de letras.
C.M.SB.
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