No llueve, pero tengo abierto el paraguas. También me levanto antes de que salga el sol. Me gusta adelantarme al día, y, desde la oscuridad, echar a andar para ir al encuentro de las primeras luces. Y ponerme la sonrisa desde que me despierto para que el primero que se me cruce se la lleve de regalo. Qué le voy a hacer si soy así de impaciente o de precavida. Para mí es inevitable imaginar el próximo paso, la siguiente parada, sujetarme el sombrero antes de que sople el viento, beber antes de tener sed, fantasear con un final antes de que se escriba el comienzo.
C.M.SB.
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