Hacía tiempo que no la veías. La recordabas siendo casi una niña y hoy te encuentras con una mujer. Le preguntas y te cuenta su presente. Lo hace con una sonrisa y en sus palabras tú ves su futuro. Lo imaginas brillante, como sus ojos. El encuentro es breve. Te despides y la ves alejarse. Camina ligera, con los talones un poco despegados del suelo, con las piernas un poco separadas. Como una bailarina. Y, de pronto, piensas que quizás la vida debería ser eso: deslizarse suavemente, bailar de puntillas, con elegancia, con alegría siempre.
C.M.SB.
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