martes, 14 de agosto de 2018

Más allá de la sorpesa

Visito una exposición de Brassaï (Fundación Mapfre, Madrid) y observo la galería de personajes que un día poblaron las calles y los locales de París. Y de pronto descubro una mirada de la que es imposible apartar los ojos. Contemplo los pliegues del sombrero y su reflejo en el espejo. Miro esos labios finos, la cara ancha, la barbilla casi imperceptible. Me detengo en ese rostro y pienso si se trata de una mujer que parece un hombre o es un hombre disfrazado de mujer. Cuento los collares, los anillos, las pulseras. Casi huelo el humo del cigarrillo, el perfume intenso que impregna la ropa de este enigmático ser. Estudio las luces y las sombras, las manchas de ceniza en el platillo blanco, los destellos en el vaso medio lleno. Adivino la textura de esas pieles falsas e intuyo la forma de la mesa y del asiento. Mis ojos viajan en el interior de la imagen y saltan de un detalle a otro. Sin embargo, una y otra vez, sin poderlo evitar, vuelven a esas pupilas, a esas dos lucecitas blancas en las que late la vida, una vida que equivale a mil vidas. Me pregunto qué no han visto esos ojos que están más allá de la sorpresa, esas dos pupilas capaces de traspasar la distancia del tiempo, de cruzar todas las barreras, de alcanzar la eternidad.

C.M.SB.



Fotografía: Brassaï

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