Es curioso cómo los kilómetros parecen menos cuando el camino que sigues se hace habitual. La distancia siempre es la misma, pero el conocimiento de la carretera y la rutina del paisaje te dan la sensación de que el destino está cada vez más próximo, que tardas menos en llegar, como si la meta, a fuerza de alcanzarla, se hiciera más cercana. Es tan fuerte esa impresión que, a veces, de forma absurda, piensas que cualquier día se va a achicar de verdad el trayecto y que, con el simple empuje de tu voluntad, van a borrarse los kilómetros y te vas a presentar en ese lugar al que siempre quieres llegar.
C.M.SB.
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