sábado, 22 de junio de 2024

Ángeles quietos

Paseas en la mañana y oyes un ruido que, al principio, no logras reconocer. Avanzas y ves a un hombre subido en una grúa. El ruido procede de la sierra con la que corta las ramas de un árbol muy alto. De pronto, el corazón empieza a latirte más deprisa. Alrededor de ese árbol, muchos otros han sido cortados y sus troncos yacen troceados y esparcidos aquí y allá. Dos hombres vestidos con mono observan al compañero que se balancea en el cajón de la grúa. A punto estás de preguntarles por qué están cortando todos esos árboles. Pero algo en sus caras te disuade. Un poco más allá alguien te saluda y tú regresas de ese mundo que solo habitan tus pensamientos. Le pides disculpas, con las gafas de sol no la habías reconocido. Además, le explicas, ibas dando vueltas a la tala de esos árboles que te han acompañado en tantos paseos. Te mira con un gesto cuyo significado tratas de identificar. ¿Incomprensión? Con cautela, la mujer afirma que quizás haya un buen motivo para cortarlos. Y sí, tal vez lo haya. Pero eso no tiene nada que ver con el dolor de verlos desaparecer. Te despides de la mujer y continúas andando. Y de repente recuerdas unas palabras que oíste hace muy poco: los árboles son ángeles quietos.

C.M.SB. 

Fotografía: C.M.SB.


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