sábado, 9 de septiembre de 2023

Espejos

Él se marchó y, por más empeño que puso Clara, las flores del jardín se marchitaron. También comenzaron a romperse los jarrones de porcelana y las piezas más delicadas de la vajilla. La casa entera parecía sumida en los suspiros.
Clara paseaba cada día por los alrededores y contemplaba con admiración los macizos de rosas de los jardines vecinos. 
Una mañana se detuvo ante la verja de una vieja casona. Observó las ramas secas, los pétalos caídos, la hierba exhausta. El espejo de su propio jardín.
Había una puerta abierta y Clara se adentró por el sendero que conducía a la vivienda. La figura de un hombre se movía al otro lado de una ventana.
Como si en lugar de verla la hubiera adivinado, el hombre se detuvo para observar cómo se acercaba la silueta de Clara. En un mismo impulso, ambos se asomaron al cristal que los separaba y, en ese instante, se reconocieron como quien se mira en un espejo.
Fue entonces cuando el aire trajo el aroma de los brotes verdes.
El jardín de la vieja casona revivía mientras en el de Clara se erguían de nuevo las flores.

C.M.SB.
¿?


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