Se mira con asombro. Con la sorpresa de quien descubre un misterio. Ahí arriba hay una réplica de su rostro. Los mismos ojos, la misma boca, idéntica la aleta. Al instante, piensa que nunca volverá a verse igual, que mañana ya será otro. Sabe que nada se repite. Que la vida, como el agua, jamás se queda quieta.
C.M.SB.
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Fotografía: Marcos Martínez. |
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