lunes, 15 de diciembre de 2025

Promete

El despertar, el día que comienza bajo una luz de luna, un paseo sobre hojas que a un tiempo están secas y húmedas, sombras quietas y móviles en el asfalto, tus pasos, los míos. La semana empieza fresca, no fría, no helada. Un café que pone sabor al principio de este lunes y unos focos dorados que se proyectan sobre la lectura. Planes en la cabeza: para hoy, para las próximas fechas. Tal vez la fuerza que me asalta en horas tan tempranas viene de una intuición: hoy será un buen día. Lo predicen el cuerpo y la mente, adivinos ambos del futuro inmediato, sabedores ambos de las posibilidades que encierra todo comienzo, por pequeño que este sea. Arranca la semana y la vida. En el cielo hay un radiante gajo de luna. Esto promete. 


C.M.SB.
¿?


domingo, 14 de diciembre de 2025

La voz del tiempo

Caminas por esa calle que forma ya parte de tus domingos. Suenan las campanas. Y ese sonido te ancla a la mañana, al instante presente. Y, sin embargo, a la vez, te lleva lejos. Por unos segundos, ahora, antes y siempre se mezclan y giran entre sí. Por unos segundos, las voces de esas campanas cantan con la voz del tiempo. 

C.M.SB.

C.M.SB.

 

sábado, 6 de diciembre de 2025

Indocumentado

Un policía se detiene frente a él. Le mira de pies a cabeza y le pide la documentación. El otro le dice que los fantasmas no llevan DNI. El policía, con gesto muy cansado, se lo lleva a comisaría y lo encierra en una celda. Después, ya a solas, toma un café y sueña con la jubilación. Antes de irse a casa, oye que se ha producido una fuga en la celda número 8. Corre hacia allí y, en efecto, el detenido se ha esfumado. En el suelo hay una sábana blanca. Huele a cirio y a los santos óleos.

C.M.SB.

¿?


domingo, 30 de noviembre de 2025

A salvo

Camináis. En realidad, la ciudad podría ser cualquiera. Pero grande, inmensa, repleta. Es inabarcable el discurrir de caras, de cuerpos. Hay luces por todas partes. Hay anuncios por todas partes. Escaparates y letreros se suceden invitándote, empujándote. También empuja la gente. Unos van, otros vienen. Adolescentes de melena larga, hombres de abrigo largo, un grupo de mujeres con orejitas luminosas sobre la cabeza, seres invisibles disfrazados de Mario Bros, de Pikachu, de robot. Almas envueltas en harapos y tiradas en las aceras a quienes todos fingen no ver. Móviles que lo fotografían todo, esa mujer que espera al borde de la calle, un botellón en la plaza, ese hombre que infla globos de colores. Fragmentos en distintos idiomas, en diferentes tonos. La sirena de un coche de policía, un camión de bomberos que suma sus luces a las otras luces. Altos edificios coronados por azoteas inalcanzables. Hoteles, restaurantes, lavanderías, herbolarios y pastelerías. Y tiendas. Y grandes almacenes. Buscáis una calle algo más pequeña, menos transitada, más oscura. Entráis en un local bastante tranquilo. Un café al lado del ventanal. Os miráis. Por fin a salvo.

C.M.SB.


Fotografía: C.M.SB.

 

jueves, 13 de noviembre de 2025

Flores en otoño

Es otoño. Las hojas caen y la luz tiene el color de los finales. Sin embargo, el niño raro observa un minúsculo tallo y ve una flor. Se detiene frente a una piedrecilla y se imagina una montaña. Oye una nota e inventa una canción. Se desliza una gota de agua entre sus labios y saborea el torrente de una cascada. Es otoño, sí, pero en el corazón del niño raro ya está naciendo la primavera.

C.M.SB.

¿?


sábado, 8 de noviembre de 2025

Horas destempladas

Cae la tarde. Ahora sí que es otoño. Levantas los ojos y ves esa luz encendida en las ventanas. Parece una oficina. Por un momento te imaginas a una persona dentro, haciendo una pausa, con la mirada perdida en la calle, en lo que hay más allá de los cristales. Imaginas a esa persona bajo la luz eléctrica y dorada, la imaginas calentita, tal vez cansada del día. La imaginas casi con calor, envidiando el fresco de la tarde, deseando unirse a la gente que, como tú, camina por la calle, deseando sumarse a esa gente que observa las luces encendidas de los ventanales y que envidia a quien en ese instante se encuentra al abrigo de las paredes, en el refugio de los interiores donde desaparecen el aire frío y las horas destempladas. 
Haces la foto y continúas paseo adelante mientras las hojas caen a tu alrededor. Quién sabe, el oficinista podría seguirte con la mirada hasta verte desaparecer del encuadre. 

C.M.SB.


Fotografía: C.M.SB.