lunes, 29 de febrero de 2016

Las últimas horas

Con este día de quita y pon se cierra el mes. La tarde nos regala un poco de sol, un viento fresco y la visión de la nieve en el pico de los montes. El paseo de hoy me deja fría la cara y me lleva a pensar en el tiempo. O lo encontramos escaso o se estira en demasía. Nunca se nos aparece en la medida justa a nuestros deseos o necesidades. Hoy no me sobra ni un segundo y sin embargo, me detengo a escribir estas pocas líneas que no me llevan a ninguna parte, tan solo a jugar un rato con las palabras, a combinarlas a mi antojo, a mantener ágiles los dedos, a dedicarme a lo inútil antes de hacer lo que debo y sirve. En resumen, a disfrutar perdiendo los minutos que no tengo.
Disfruta tú también de las últimas horas de este febrerillo llamado el loco. Aunque las pierdas.

C.M.SB.

Vikram Kushwah

sábado, 27 de febrero de 2016

Finales infelices

Escucho una encuesta en la radio y no deja de asombrarme las respuestas de algunos oyentes. Les preguntan por las películas que más les han aburrido y hay varios que dan títulos como Lo que el viento se llevó, Casablanca o El paciente inglés. Es curioso esto de los gustos. Lo que más nos agrada a unos es justamente lo que más detestan otros.  Estos tres largometrajes figurarían sin ninguna duda en mi lista de favoritos. Cada uno, a su estilo y en su época, y de forma magistral a mi modo de ver, cuenta una historia de amor imposible y eso es algo a lo que todavía no me he podido resistir. Si tengo que escoger, me quedo con los finales infelices o con los que quedan abiertos a la imaginación del espectador. 

C.M.SB.


martes, 23 de febrero de 2016

Un instante

Me detengo y espío a mi gata que, agazapada, vigila atentamente a un gorrión que hace equilibrios sobre una teja. El gorrión parpadea y mira a un lado y a otro, dedicándonos apenas un instante. Después extiende sus alas y echa a volar. Mi gata se queda inmóvil unos segundos. Luego estira sus músculos y salta sobre el sofá. Desde esa altura, sigue vigilando el cielo, como si esperase su regreso.

C.M.SB.

Tim Jarosz

martes, 16 de febrero de 2016

Pasos hacia atrás

De vez en cuando viene bien hacer una limpieza de todo lo que se va acumulando en la cartera: calendarios atrasados, tickets de la compra o de la gasolinera, algún teléfono anotado en una servilleta de papel, entradas para un concierto que ya pasó... En un momento, construyes una montaña de cosas inservibles. Por añadidura, te das una vuelta por lo que ha sido tu vida en los últimos meses. Curioso eso de volver sobre tus pasos.
C.M.SB.



domingo, 14 de febrero de 2016

martes, 9 de febrero de 2016

Sesión de tarde

Continúo con mis sesiones de cine desde el sillón. La última película que me he regalado (a pequeños sorbos, como casi todas) ha sido La heredera (1949). Magnífica historia y magníficas interpretaciones. Si no la habéis visto, os la recomiendo.
La siguiente en mi lista es La calumnia (1961). Ayer tarde di mi primer sorbo y ya estoy deseando beberme otro. A ver si me organizo y puede ser hoy.
Ojalá.

C.M.SB.

Olivia de Havilland

sábado, 6 de febrero de 2016

La trampa

No lo podía evitar. Tenía que llenar cada espacio vacío de la casa: un cuadro, una rinconera, un libro nuevo en la estantería, un péndulo aquí, una figurita allá. Con el tiempo, la vivienda se fue quedando pequeña, las habitaciones resultaban agobiantes, incluso para ella. La decisión estaba clara. Necesitaba un piso más espacioso. 
Le costó encontrar uno lo suficientemente grande como para que todas sus cosas lucieran sin solaparse unas con otras. Al final dio con una casa antigua, situada en pleno centro. El dormitorio era ideal y los pasillos, interminables. Los techos, altos, prolongaban las paredes y las convertían en magníficos expositores. Preguntó el precio y se lo hizo repetir. No podía creerlo. Ni en sus mejores sueños habría podido imaginar una cantidad tan ridícula. No lo dudó. Jamás tendría una oportunidad como aquella. 
La mudanza fue una grata experiencia. Empaquetar sus cosas y repartirlas por la nueva casa le permitió reconocerlas, revivir el momento y el lugar exactos de cada adquisición. Una vez distribuidas sus pertenencias, comprobó que cada objeto quedaba aislado y distanciado del otro, que cada adorno cobraba singularidad y se distinguían con nitidez los colores, volúmenes y formas.
Aquella casa, demasiado amplia,  habría podido ser el paraíso si no hubiera sido por los huecos. Ahí estaban otra vez.  Así que se dispuso a llenarlos, a recuperar el placer de ocupar los espacios vacíos. Sin embargo, conforme transcurrían las semanas, se apoderó de ella un cansancio que no sabía explicar. Por más cuadros que compraba, por más libros y baratijas que adquiría, los huecos cada vez se hacían más grandes, cada vez más insaciables.  Los había por todas partes, reclamando su atención mientras leía o veía la tele, exigiéndole mientras hablaba por teléfono o intentaba dormir en las eternas noches de insomnio. Poco imaginaba ella que la trampa se había cerrado a su espalda la primera vez que echó la llave a la puerta. Que aquella casa, como un estómago permanentemente insatisfecho, crecía a medida que lo alimentaba. Que un día acabaría por engullirla. A ella y a sus cosas. Y que, tras hacer la digestión, se relamería de gusto.

C.M.SB.



martes, 2 de febrero de 2016

Confesión

Estreno febrero con estas palabras. Confieso que las he robado de El País Semanal, de un  artículo de Jorge Morla, titulado Cinco minutos más, por favor:
"Entre las sábanas jugamos a ser otro, justo antes de levantarnos, vestirnos de nosotros mismos y retomar el día a día".

C.M.SB.